El Diario de la creación
Jack era un muy buen narrador de historias, recuerdo que me
estremecí al escuchar esa historia. Jack solo leyó el primer día, yo me fui de
ahí para reflexionar. En mi interior sentía que entendía muy bien. Hechos que
solo pude entender yo, Jack me dijo que ni el mismo entendía la historia, a
pesar de vivir ahí para contarla.
Jack después de contármela, me dijo que también era la primera vez
que lo leía, pero la diferencia entre él y yo era increíble. Yo solo era una
chica normal, una huérfana.
Nunca necesite de nadie,
solo de Jack quien me crió la mayor parte de mi vida, el me dijo cuando era
pequeña que cuando solo era un joven de 94 años, se encontró al pie del lago,
una canasta. Se acercó lentamente y escuchó el llanto de un bebé dentro de un
canasto, subió la tapa y me encontró llorando, sonrojada y totalmente tapada
por unos mantos dorados y plateados. Me alzó y comenzó a cantarme una nana para
que dejara de llorar, funcionó las lagrimas comenzaron a desaparecer y en mi
cara se dibujó una sonrisa. Según él, intentó buscar a mis padres, pero al no
obtener resultados, me llevó a su despacho y me crió como a una hermana. Desde
que era solo una bebé no me daba miedo la noche de hecho el me descubrió muchas
veces fuera de la cama con una manta para cubrirme contemplando la luna.
Sacudí la cabeza volviendo al presente, el pasado se queda donde
esta, nunca me gustó sacarlo a la luz. Volví a pensar en la historia que era lo
único importante en ese momento, no pude haber sido ese pequeño ser que estaba
entre los dos creadores del mundo, porque debería ser mucho mayor que Jack. Era
ilógico, no debería de ser mayor que Jack ya que al contrario de mi, él era muy
maduro, yo no era de lo más paciente, él era más sabio que yo. En definición él
era perfecto y yo no.
Volteé a ver al horizonte, el atardecer ya estaba ahí. Tenía que
darme prisa, así que empecé a caminar con mayor rapidez. Cuando entré a casa se
oscureció y no apareció la luz de luna a la que cada día estaba acostumbrada. Encendí
una vela, pero no fue suficiente. Encendí las velas que estaban en la mesa, en
la estancia, en mi habitación, en la cocina; no era una casa grande solo había
un escalón de diferencia para mi habitación, yo había construido esa casa la
conocía perfectamente, sus más obscuros secretos que yo me había permitido
hacer, un pasadizo para ir al mejor lugar para pescar y cazar en sus
temporadas. El pozo, la ciudad, el bosque, el acantilado que daba al mar una
hermosa vista en luna llena.
No era muy bella vista
desde fuera, parecía solo una casucha destruida y nada acogedora. Pero al
entrar veías el hermoso interior que como yo y otros era más hermoso que todo.
Limpio, brillante, cálido. Me dirigí a mi cuarto para tomar ropa e irme a
bañar, me lavé con agua caliente relajándome lo suficiente para que esa noche
pudiera dormir bien.
Ya preparada para dormir, secándome el cabello, tocaron la puerta
era un golpe suave silencioso era Jack, podía saberlo con solo escuchar su
golpeteo tímido que me había aprendido desde niña.
Fui casi corriendo a abrirle la puerta, él por su parte, al verme me
tomó de la cintura y me llevó a la estancia, me sentó en el sillón junto a él,
Jack miró la chimenea, con una expresión rara, como si esa fuese la última vez
que iría a visitarme.
-Katrina, necesito que me escuches con atención –su voz gruesa
rompió el silencio, lo miré a los ojos. Eran más verdes que azules, por lo que
podía suponer que estaba nervioso.
Asentí.
-Katrina, debemos huir. Tú y yo, ya que ambos estamos en peligro
aquí. Lleva todo lo que puedas cargar, te explicaré todo en el camino. Tengo
unos caballos afuera, debemos irnos lo más pronto posible, no regresaremos por
un largo tiempo.
Me petrifiqué ante eso, no podía decir nada en mi defensa, en la
de mi casucha, mi vida. Me levanté y comencé a guardar cosas, solo lo necesario:
una tetera, una olla, un sartén,
cubiertos, tazas, y comida. De ropa me llevé: pantalones de mezclilla; blusas
de manga larga, ¾, y de tirantes; faldas y vestidos; calcetines; botas; etc. A
pesar de que llevaba muchas cosas, todo cupo en una maleta pequeña, con el
orden adecuado pude poner todo sin la necesidad de llevar algo en la mano solo
la capa, el dragón se me subió al hombro y me lamió la mejilla, me quemó la
piel con su saliva, ignorando por completo mi expresión de dolor, siguió
lamiendo hasta que creó una flor en mi mejilla, que iba desde mi barbilla hasta
el extremo de mi ojo izquierdo.
-Oye Jack, ¿Qué me hizo tu escamoso amigo?
-Katrina, esa es una marca para que pases desapercibida al lugar
donde vamos.
-¿Y ese lugar es?
-La ciudad del nenúfar.
La ciudad del nenúfar, ese lugar era una ciudad muy grande ideal
para perderse. Estaba escondida debajo de un grande lago de nenúfares.
El problema era que en esa zona había muchísimos lagos; muchos de
ellos tenían animales como serpientes y sanguijuelas que mataban a quien se
acercaba ahí, así que solo había una forma de sobrevivir: CONOCER ESA RUTA COMO
LA PALMA DE TU MANO, de Jack no lo dudaba. Había estado en este mundo por 100
años más o menos, así que suponiendo que él quería ir a ese lugar era por una
razón muy poderosa. Miré mi rostro por última vez en mi espejo de baño,
recordando esa imagen, era mirada, mi propio reflejo que iba a ser víctima de
cambios, unos más fuertes que otros.
La marca que me había hecho, el símbolo del nenúfar; esa marca era
el símbolo de una familia muy respetable en esa ciudad. Los Navi, esa familia
fue una de las primeras familias en el mundo, de hecho según muchos, esa es a
la única familia que respetan ahí, todos sus compañeros son dragones, y los
encuentran al nacer. Y por ello tienen la marca desde que nacen.
La saliva de un dragón es acida por naturaleza, mucho más acida
que la nuestra ya que con ella prenden fuego.
Me seguía ardiendo la mejilla, por lo que me mojé la cara y me
puse la capa, me cubrí la cara con la capucha y unos cabellos que se escaparon
de mi trenza recién hecha, tomé la maleta y me encaminé a la obscuridad. De salida
tomé mi arco, mis dagas, un collar de ámbar y cambié mis pantuflas por unas
botas que llegaban a mi rodilla.
Con la cabeza en alto, apagando velas. Me comió la obscuridad para
luego reunirme con Jack.
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Hola a todos se que anteriormente les dije que a finales, pero he decidido darles esta capitulo hoy.
cerca de finales de Diciembre les traeré otro. Bueno, Gracias a todos por ser tan pacientes conmigo!!!
Itzy