hola a todos

como veran aqui mismo yo soy itzy, para empezar me gustaría decirles que me gusta mucho que estén leyendo esto... si hay algo que quieran decirme para mejorar el blog, no duden en decirmelo y haré todo lo posible por hacerlo...
bueno les pido que si me hacen un favor le pongan que les gustó el contenido (hasta abajo) deser posible, y trataré de subir historias una vez al mes, o dos en dias festivos personales... Gracias los AMO!!!!!

17/9/12

Capitulo 1


El inicio de todo
Habían pasado 3 años desde que entré a la universidad de la ciudad cerca de mi pueblo. Mi pueblo es excesivamente pequeño, pero su tierra es muy fértil, cosa que los pueblerinos aprovechan con gusto, desde que el sol sale hasta que el sol se pone, ya que la obscuridad no provoca más que desgracias. Yo por mi parte jamás tuve la mala suerte de toparme con un ladrón, un lobo, un oso, una serpiente…bueno esa sí, pero esta era una amiga que me seguía a la casa para que la alimentara. Pero solo la encontraba en sequía. Por las noches a pesar de que no estaba el sol para alumbrar todo el cielo y volverlo en un claro tono de azul, estaban otros astros más pequeños, que se volvían un gran espectáculo durante la noche. Junto con la luna, que parecía que me sonreía desde lo alto del cielo junto con un conejo que solo aparecía durante la luna llena.
En mi universidad, se estudian 6 años –obvio depende de la complejidad –, en mi caso, obvio. A la mitad del segundo tienes que tener un compañero o compañera. Esto funciona así, los animales tienen diferentes caracteres que nos ayudan a complementarnos a lo largo de nuestra vida, cuando los encontramos, es como si nuestras vidas estuvieran unidas, como un rompecabezas.
Por eso todos debemos ir a la universidad. Pero claro el momento de encontrar a un compañero es de diferente lapso para todos los de la universidad, creo que los únicos que encuentran a su compañero al nacer, son los gemelos, porque sus vidas fueron unidas al momento de nacer, no es justo.
Yo, no tengo gemela, por lo que tenía que buscar un compañero o compañera, no te dan limite, pero después de que todos tus compañeros tienen uno y tu no, es vergonzoso. Y más cuando ni siquiera lo sientes, se supone que lo sientes cuando esta cerca de ti, pero el único momento era en mis sueños, solo escuchaba su voz llamándome como un murmullo alterado, no lo veía, ni sabía donde estaba solo sé que sufría, y yo no lo podía ayudar. Después de eso despertaba llorando todas las noches, salía a caminar al pie del lago donde veía el reflejo de la luna, y mientras estaba ahí, mi cuerpo moreno sudado recibía una brisa fría que agradecía con un cosquilleo, mi cabello color caramelo se despeinaba con el ritmo de los grillos, cantando en una noche calmada, en mis ojos se reflejaba la luna, esos ojos grises que todos aun en día aman. Esos momentos me sentía más en contacto con la luna, porque podía sentir como esta me abrasaba y me consolaba.
Después de que terminaba de llorar y tener escalofríos, volvía a mi casa, una pequeña cabaña que me protegía, de todo mal, salvo de mis constantes pesadillas. Una vez en mi cama no podía dormir, así que cerraba los ojos e intentaba recordar aquella voz, una voz clara como el agua, llamando entre sollozos, como si fuese lastimado, y muy en el fondo casi inaudible, una voz dura mandando ordenes, que ya no se les pedían a los animales desde hace milenios, antes de todo hace 4 mil años, no existían compañeros, solo esclavos. Absolutamente todos los animales, desde el más pequeño insecto, hasta el más grande de los animales.
Hasta que hace mil años un grupo de amigos que eran buenos con los animales, justos con sus capacidades, liberaron a los animales, se decretó que por lo menos por donde yo vivía, no sé en lo demás, los animales serían libres de elegir, a los compañeros humanos, ya que antes uno debía tener 9 mínimos y tratarlos mal. Pero ahora el máximo son 3, y lo más importante es que ellos te eligen a ti.
Aun hoy en día recuerdo las órdenes que le daba.
-Oye, vamos no tengo todo el día –era un soprano, una mujer para ser exactos, su voz me era familiar, pero no lo recordaba.
-Katrina, ayúdame ¡por favor! –gritaba dolido el pobre.
Esas eran las palabras que me hacían llorar, porque a pesar de que lo escuchaba llorar, no podía moverme, por más que lo ordenara a mi cuerpo, no respondía. Y sentía que lo estaba traicionando.
Cuando volví en mi, sonaba mi alarma, me paré de un salto y la apagué. Me vestí con un vestido blanco de manga larga, que llegaba arriba de mis rodillas, unas botas con tacón y mi cabello en una trenza, me vi en el espejo y me mojé la cara, como acostumbraba todas las mañanas.
Bajé a desayunar con aire ausente. Me preparé una torta de milanesa, le puse queso, aguacate, rajas, jitomate, cebolla, y otras cosas. La devoré con hambre y bebí leche de un vaso. Lavé los platos, y salí con mi mochila y mi suéter a la escuela.
Llegué más temprano de lo que esperaba y aproveché para leer en mi salón de física. Cuando sonó el toque de aviso, el aula se llenó en un abrir y cerrar de ojos. La clase me ayudó a no pensar en mi sueño como de costumbre. Me entristecí cuando fui la primera en acabar el examen que hacía los viernes.  Salí ya que quería apresurarme para la siguiente clase, así que solo aparté un lugar, y me fui a recorrer la escuela. Me fui al área de animales donde estudiaban mis amigas y me senté bajo un roble para esperarlas, un mechón se desprendió de mi trenza y lo acomodé detrás de mi oreja, subí la vista y alguien se aproximaba hacia mí. Era un chico de complexión delgada; cabello negro; ojos azul zafiro; piel clara; y no menos importante, muy alto. Me levanté rápido e hice ademan de irme, pero me acorraló en una esquina  y me vio a los ojos, le devolví la mirada enojada y sus labios se encorvaron en una sonrisa que enseñaba sus dientes blancos.
-Johan, déjame en paz –dije escabulléndome de la pared.
-¿Porqué? –dijo con un tono un tanto aniñado. El era un año mayor que yo, y su compañera siempre se deslizaba y se arrastraba por ahí, y a mí ya me había tocado sentir el veneno de sus colmillos por mi cuerpo, serpiente celosa.
Me detuve en seco le envié una mirada fría y conteste.
-Mmm… primero, porque pareces mosca acercándote así a la gente. Y segundo ya hablamos de esto cuando terminamos, no ibas a acorralarme y/o a recordarme los malos recuerdos que me diste.
Hice ademán de irme pero me tomó del brazo y me hizo dar la vuelta, fui firme, me solté y caminé hasta mi respectivo salón, pateando una piedra que me encontré en el camino. Me encontré al maestro en el camino y estuvimos hablando de cosas mientras su compañero un cuervo, dormía en sus piernas.
-Lo ayudo, señor –dije tomando su silla de ruedas llevándolo al aula.
-Gracias, Kat.
Cuando llegamos al aula aun estaba vacía, por lo que tomé mi libro y comencé a revisar mis problemas de matemáticas, todos estaban bien así que estaba lista para el examen. Pasaron los minutos y llegaron mis compañeros cuando sonó la segunda campanada de aviso.
El examen me mantuvo fuera de la realidad, el profesor nos dejo tarea como para estar ocupada y no pensar en nada. Cuando volví a casa era de noche ya, muchos se hubieran quedado a dormir con alguien hasta que amaneciera, pero yo me sentía más protegida de noche que de día.
Mientras caminaba por el borde del lago, me pareció ver una figura dentro, me acerqué y divisé un pez, uno multicolor, no sentí nada, solo el efecto de su hermosura que me obligaba a no quitar los ojos de su extrema belleza, dando saltos en el agua brillando entre el brillo de el cuarto creciente, en eso una brisa me envolvió. La sentí como un regalo, me mojé la mano hasta que quedo fría y me toqué la frente, estaba ardiendo en fiebre. Mis rodillas temblaron y caí de rodillas sudando a chorros. El pasto estaba lleno de gotas de rocío por el frío que hacía, me acosté en esa cama de flores, tréboles y pasto; me sentí mejor al cabo de unos minutos, de un bolsillo de mi mochila, extraje un pañuelo, lo mojé y lo coloqué en mi frente ardiendo.
Empecé a ver borroso, y en un momento pude ver, pero no por mis ojos, por los de alguien más. Esta fiebre, no era mía. Era de alguien más, no sabía de quien, solo pude ver en esos ojos una chica, mayor que yo. Era blanca como la cal, ojos miel. Una melena negra y china. Con porte elegante, de princesa. Hablaba en un idioma que no comprendí. Pero igual memoricé sus palabras, “lu-tan-iri, dill-lu an-dark-yip juk-lu-din-iz-za-lu dill-dark-za-dark, dill-lu que-su-iz-iri-pum-lu que-su-iri din-iz din-dark-sal-juk-lu-ti-dark, iri-sal-ti-iri din-dark-tu, iri-tu r-pum-dark-dill za-iz-dark”, cuando terminó de decirlo de dio la vuelta y se fue, no sabía que significaría y no era un tono amable. Pero debía de investigarlo a toda costa.
Cuando terminé de verlo, y logré respirar normalmente me levanté y caminé hasta mi casa, ahí vi el reloj. Era la una de la mañana.  No tenía caso dormirme, ya que solo despertaría con más sueño. Así que decidí, poner al día mi diario y anotar esas palabras que cambiarían el rumbo de mi vida.
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hola a todos ustedes aqui les traje algo en lo que estoy trabajando.... no se enojen si el titulo es estúpido pero no se me ocurrió nada mejor de acuerdo a lo que tratará el libro.
Saludos a sus casitas y a sus familias!!!!
Los amo
 ITZY 

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